Te atrae porque es un misterio, un espejo, un universo por el que pasear, un espacio donde crear, imaginar, ver. Te atrae porque no hay nada que entender ni ver, simplemente que experimentar, vivir. Es una introspección, la contemplación del mundo espiritual.
Poca gente comprendió el trasfondo de sus obras, pero quien que se permita empatizar con ellas, puede sentir las atmósferas que crea con sus cuadros. Posee una luz y ambiente que pocos artistas han sabido lograr. Transmiten la inmensidad ilimitada.
Marcus Rothkowitz nació el 25 de septiembre de 1903 en Letonia. Fue el más pequeño de cuatro hermanos. Toda su familia emigró a Portland, Estados Unidos, cuando cumplió diez años. Rothko comenzó su educación superior en Yale, pero dejó los estudios dos años más tarde para perseguir su verdadero sueño;
la pintura.
Se mudó a Nueva York en 1923 y comenzó sus estudios en la Art Students League, donde tuvo profesores como Max Weber. Durante sus primeros años, realizaba pintura figurativa con grandes influencias de Cézanne.
Años 30
Rothko se decidió principalmente a pintar escenas callejeras y en el metro. Su obra estaba plagada de personajes enigmáticos. A pesar de pintar figuración, se negaba a realizar la representación clásica de sus personajes y paisajes y siempre los pasaba por el filtro de lo emocional.
Rothko se encontraba en un país recién salido de una crisis y rodeado de fascismos emergentes que dejaban entrever un ambiente de tensión que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial.
Para el artista, quien busca transmitir su angustia - y la angustia social - a través de sus obras, emplear elementos figurativos le resultaba limitante. Comenzó a buscar un lenguaje visual innovador que le permitiera expresar el profundo dolor y angustia que sentía. Como consecuencia, en la década de 1940, Rothko comenzó a llenar sus obras de simbología. Para realizar sus obras se inspira en literatura griega y religiosa, pinta alguno de los mitos más famosos, sin embargo, Rothko no pretende contar la anécdota en específico sino que intenta captar el espíritu de esta, ya que es el factor común que conecta a todas las grandes historias de generación en generación.
Este aspecto estructural se convierte en crucial en la comprensión de la obra de Rothko. A partir de este cambio de perspectiva, cambia su estética; relaja su técnica y permite que su subconsciente le guíe su proceso de creación artística, llevando al artista a desarrollar un lenguaje visual más abstracto. Además, sus colores comienzan a ser más luminosos y vitales.
"Silence is so accurate"
Deja atrás la literatura, ya no busca analizar mitos y el espíritu que hay en ellos para profundizar en el suyo. Comienza entonces a pintar las bandas horizontales e indeterminadas.
Desde 1947 a 1949, Rothko tiene un punto de inflexión donde su pintura cambia a lo que hoy conocemos del artista: sus pinturas de campos de color. Será lo que pinta hasta su muerte en 1970. El autor no pone títulos a sus obras, simplemente las enumera. Rothko se negaría entonces a explicar el significado de sus obras: “Silence is so accurate”, decía el artista, “El silencio es tan preciso”. El artista temía que al darle significado a sus obras, se frenaría la capacidad del espectador de darle una interpretación personal.
A partir de 1950, Rothko se convierte en un pintor famoso en Estados Unidos y Europa, sin embargo, sintió que nadie comprendía sus obras y le invadió un profundo sentimiento de soledad. Los críticos le categorizaron como un pintor abstracto cuando lo que pretendía con sus cuadros era ir más allá de lo abstracto. A partir de 1959, la paleta de Rothko se oscureció de forma dramática. Cambió los rectángulos horizontales por líneas negras verticales que parecían una especie de portal.
Los últimos años de su vida trabajó en una capilla con sus pinturas más oscuras con el objetivo de que la gente meditara en la espiritualidad que emana el espacio.
En un charco de sangre de una superficie de casi 2x3 metros yacía el cuerpo del artista en ropa interior a sus 67 años. Había ingerido una gran dosis de barbitúricos para luego cortarse las venas. Desde 1968 Rothko ya presentaba un comportamiento autodestructivo y una tendencia al suicidio. Se acababa de separar de su segunda esposa y se perdió en su adicción al alcohol y tabaco. Sufría una terrible depresión que no consiguió tratar a pesar de de visitar a diferentes psicoterapeutas. Su médico, el Dr. Grokest definió sus últimos años como un 'suicidio lento e inconsciente´ que se vio reflejado en sus últimas obras.
Durante estos años su refugio fue el arte y realizó sus famosas pinturas negras.
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